Santiago Patiño, de 21 años, es estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones. Dice que solo 5 de cada 20 jóvenes que salen del colegio en su pueblo pueden seguir estudiando. Esta es su historia.
Córdoba, Nariño es un municipio afortunado, cuenta con un joven de 21 años que se está formando en Ingeniería de Telecomunicaciones para, en un futuro, instalar conectividad de banda ancha en su municipio y lograr que los colegios, las casas del empinado pueblo y las fincas productoras de leche y papa, puedan conectarse a internet. Eso sí, dice que hay algo que por ahora se le sale de las manos, la energía no es del todo estable, y cuando llueve se quedan sin este recurso.
Santiago Patiño es un joven indígena, sencillo, pero ambicioso en sus proyectos sociales y ambientales. En 2017, cuando tenía 18 años, inició un proyecto de reforestación en la quebrada Churupana, una importante fuente hídrica afectada por la tala indiscriminada de árboles. Para gestionarlo, convocó al cabildo universitario, un grupo de estudiantes indígenas, para construir en comunidad el proyecto y llevarlo a la Alcaldía; tal fue el esmero por darle de nuevo la fuerza a la quebrada que pasa por su pueblo, que a mediados del 2018 la Alcaldía se sumó a este.
Este futuro ingeniero no la ha tenido fácil. Él, integrante de la comunidad indígena de Pastos en Nariño, llegó a Medellín a estudiar en la Universidad de Antioquia. Lo asombró la diferencia de precios en la comida, logró acomodarse y conocer los sitios más especiales para comprar la remesa a mejor costo y que le alcanzara para las copias. “La gente siempre fue muy amable conmigo” dice. Santiago se va a pie a la universidad y entre su mamá y su tía pagan el arriendo.
Un cuarto alquilado en el centro del Valle de Aburrá, dista mucho de su casa en las faldas que cercan nuestro país al sur, cerca de Ipiales, Nariño. Las montañas son bañadas a diario con el suave rocío blanco de la neblina. Hay terneros, cultivos de papa y quebradas que generan un ruido tranquilizador.
Cada vez que ve una torre con paneles de transmisión de señal de celular o de internet se las imagina instaladas cerca de su colegio. Es que su mayor preocupación es la juventud de Córdoba. Según Santiago, solo 5 de cada 20 muchachos que salen del colegio siguen estudiando una carrera profesional o tecnológica. Indica que si pudiera hacer un cambio, mejoraría la capacitación en plataformas virtuales a los profesores y enfocaría mejor a los estudiantes, “el concepto de educación desde la familia también es importante, a uno desde pequeño deben inculcarle que hay que estudiar, qué le gustaría ser de grande. Yo la tenía clara, quería ser ingeniero”.
Gracias a la dedicación y disciplina que Santiago ha tenido en sus estudios fue seleccionado en el primer grupo de 150 jóvenes que participará en el Programa para el Desarrollo de Talento Digital, Juan María Robledo, del Banco de Bogotá. Con este programa Santiago recibirá por parte del Banco el pago de sus semestres, manutención hasta que finalice su carrera, y mentorías especializadas para volverse experto en redes de telecomunicaciones y nuevas tecnologías aplicadas a la transformación digital como la que vive el banco.
Para continuar su desarrollo profesional tiene pensado especializarse en Telemática y seguridad de la información; y perfeccionar el inglés como segunda lengua en el exterior. Córdoba, Nariño tiene un talento excepcional que se está formando en Medellín, pero que promete hacer todo lo posible por transformar realidades y darles un empujoncito a los muchachos de su pueblo.